El origen de este tipo de bebidas es asiático: entre los años 60 y 70 se empezaron a utilizar en algunos países del Extremo Oriente tónicos reconstituyentes a base de taurina y cafeína. Estas bebidas (algunas recetadas como medicamentos) se crearon para momentos de sobresfuerzo, para recuperar el vigor o para permanecer despiertos, pero su consumo recreativo se ha disparado desde finales de los años 90.
En algunos países como Francia, Suecia o Dinamarca la distribución de este tipo de productos está restringida a farmacias.
¿Qué aportan este tipo de bebidas?
- Su consumo ocasional sirve para estimular la habilidad mental (gracias a la cafeína, que actúa en los neurotransmisores) y eliminar la sensación de agotamiento. Se ha demostrado que el consumo de 75 mg de cafeína mejora procesos cognitivos relacionados con la atención.
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- En sustitución de bebidas hidratantes: la función de las bebidas energéticas es la de recuperar energía, no hidratar el organismo.
- Muchas de ellas presentan altos niveles de glucosa (proporciona energía, pero no elimina la fatiga sino que inhibe esta sensación) y altos niveles de cafeína (puede llegar a provocar dependencia).
- Se desaconseja su uso en niños, adolescentes, mujeres embarazadas y lactantes, diabéticos, personas con presión arterial alta y deportistas durante el ejercicio.
- Nunca se deben mezclar con alcohol: la combinación de una bebida estimulante o energética y una bebida depresiva puede provocar arritmias cardíacas y crisis de ansiedad.
Imágenes cortesía de Stock Photo
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